Días después de nacer fui maldecida por mi propio hermano. El odio en él al comienzo fue instintivo, porque yo representaba una amenaza para su bienestar, pero con el tiempo todo se fue haciendo más y más consciente tanto en él como en mí. Yo fui su maldición y él me haría pagar por ello. Por su culpa soy muda y por ello he tenido que aprender a estar sola, a ser reservada y a ser muy observadores. No poder emitir sonido alguno puede ser bastante peligroso, él sabía lo que hacía.
No poder emitir sonido alguno puede ser bastante peligroso. La maldición no se limitaba a mi voz. No puedo hacer que nada suene sin importar con cuanta fuerzo golpee o raspe cualquier superficies o elemento. No importa qué tipo de fibras o cuerdas haga vibrar, ninguna de ellas produce una onda sonora. Incluso al caer mis golpes son insonoros. Lo es cada movimiento de mi boca y lo es mi respiración.
Las comadronas no tardaron mucho tiempo en notar mi afonía a pesar de mi expresión, y asustadas por mi llanto silencioso me rechazaron desde el comienzo. Eso hizo a mi madre una mujer sobreprotectora. Pero con el tiempo he logrado llegar a hacer que incluso mi madre se olvide de mi presencia. Ahora es más frecuente que lo haga, puesto que debe cuidar de mis dos hermanastros menores.
Quizá mi hermano haya creído que estaría por siempre encerrada en mí silencio. Pero algún día escribiré un libro y contaré todo lo que me ha hecho vivir.
No poder emitir sonido alguno puede ser bastante peligroso. La maldición no se limitaba a mi voz. No puedo hacer que nada suene sin importar con cuanta fuerzo golpee o raspe cualquier superficies o elemento. No importa qué tipo de fibras o cuerdas haga vibrar, ninguna de ellas produce una onda sonora. Incluso al caer mis golpes son insonoros. Lo es cada movimiento de mi boca y lo es mi respiración.
Las comadronas no tardaron mucho tiempo en notar mi afonía a pesar de mi expresión, y asustadas por mi llanto silencioso me rechazaron desde el comienzo. Eso hizo a mi madre una mujer sobreprotectora. Pero con el tiempo he logrado llegar a hacer que incluso mi madre se olvide de mi presencia. Ahora es más frecuente que lo haga, puesto que debe cuidar de mis dos hermanastros menores.
Quizá mi hermano haya creído que estaría por siempre encerrada en mí silencio. Pero algún día escribiré un libro y contaré todo lo que me ha hecho vivir.
Comentarios