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Reflexión x

Últimamente me preocupa definir qué es la espiritualidad del hombre. Se supone que no tienen nada que ver con lo mental, con el aprender o el conocer, no exactamente. Sino que es probable que esté relacionado con la sabiduría. Es más sabio buscar el bien que retar al mal. Las cosas no son buenas o malas en sí mismas. Lo que hoy podríamos denominar malo es todo aquello que ahoga nuestros espíritus causándonos depresión. Algunos nos quieren hacer creer que la depresión es más digna, más elegante que la felicidad y que la tranquilidad. Se supone que la depresión te obliga a cuestionar el mundo mientras que la felicidad sólo te causa complacencia. Pero en mi experiencia he podido observar que es la sensación de bienestar la que permite -hoy en día- producir. Hoy estuve experimentando con la idea de dibujar por gusto sin la obligación de ser perfecta, sino con la intensión de capturar poco a poco aquello que me atrae de una imagen. Sin buscar imposiciones sino intentando observar y capturar. El resultado fue agradable y reconfortante. Me mostró que soy una magnífica dibujante y eso es algo que me agrada re-descubrir.

Parecerá un lugar común es estos días pero yo sí quiero ser feliz y mi felicidad es una especie de sentimiento relacionado con la plenitud, con el poder aprovechar y disfrutar de mis habilidades. Eso es lo que quiero. Quiero poder explotar mis capacidades porque mi instinto, mi espíritu me indican a través de esa recompensa que es el sentirme feliz, que voy por buen camino. Me indican que estoy haciendo algo realmente productivo en pro de mí y por lo tanto de lo que puedo percibir, sentir y conocer: mi mundo.

Una concepción del mundo completamente egocentrista. Es una buena actitud en la medida en que me permite crear, experimentar, conocer y proponer ideas sobre el mundo y la existencia.

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