Pero el paso del tiempo no fue fácil para Carmen. La soledad la acosaba constantemente. Las niñas significaban una carga que cuidar. No podría sentarse a hablar con ellas a un mismo nivel y compartirles sus sentimientos y pensamientos. Se sentía sola y atada a la casa. Si salía, debía hacerlo con las dos niñas, procurando no demorarse. Su vida social regresaba a ser la misma de sus primeros años y aún cuando al estar regresando sabía que se volvería a enfrentar a un añorado aislamiento, no recordaba entonces las dificultades que eso traía consigo.
Los años en que estuvo viajando se sintió libre. Pero la suyo no esa una libertad reconfortante. Estaba abrumada por la falta de límites y de apoyo. Se sentía aterrada al no saber a dónde ir o a quien acudir. El cielo mismo le pareció pesado, aplastante. Trató de adaptarse a su nueva vida, pero nunca dejó de pensar en su pasado.
Los años en que estuvo viajando se sintió libre. Pero la suyo no esa una libertad reconfortante. Estaba abrumada por la falta de límites y de apoyo. Se sentía aterrada al no saber a dónde ir o a quien acudir. El cielo mismo le pareció pesado, aplastante. Trató de adaptarse a su nueva vida, pero nunca dejó de pensar en su pasado.
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