Ir al contenido principal

Historia w

Por fin tenía la oportunidad de viajar me sentía extrañamente calmado a pesar de lo inusitado de la situación. A causa de una de esas vueltas que da la vida yo, aún estando en el aeropuerto, no sabía a dónde me dirigía. Pero si esto resulta extraño, imagíname empacando una maleta sin saber qué tipo de prendas u objetos meter en ella. Lo bueno de la ropa para tierra caliente es que no ocupa tanto espacio. Pero resultaría ridículo cargar con pantalonetas y bermudas y camisetas ligeras cuando vas a viajar a Alaska por ejemplo. Por el contrario, es una molestia cargar con gruesas chaquetas y pantalones negros de pana si vas a viajar a Jamaica. Aún así tenía que arriesgarme, así que empaqué un par de jeans, dos camisetas, un saco, cuatro pares de medias, unas pantuflas, algo de ropa interior que saqué de una sola manotada del cajón y algunos implementos de limpieza, como mi máquina de afilar, mi peinilla y mi cepillo de dientes. Luego recordé echar el shampoo y el desodorante. No cargué con toallas, ni sábanas, como acostumbraba a hacerlo mi madre, pero suponía que si me hospedaba en un hotel eso no sería un problema. Para la edad que tengo soy una persona... cómo decirlo... ordenada, calculadora, eso lo reconozco, pero en realidad no veo nada de malo en ello.

En fin, estaba en el aeropuerto, al cual llegué después de tomar un bus, pues algo había oido de que los taxis te cobran tarifa extra por el viaje hasta el aeropuerto. La verdad no tenía tanta plata en suelto como para gastarla en lujos de ese tipo.

La razón por la que me encontraba allí era que me había ganado un premio participando en un concurdo en el que se pedía a la gente que redactara una carta en la cual se indicara el por qué uno se consideraba digno del premio: el viaje. No recuerdo muy bien si resulté haciendo una buena redacción o si en un arrebato de inspiración dije algo más de lo debido, pero la cuestión es que salí ganador.

Para participar en el concurso se requería que uno fuera mayor de edad así que lo que hice fue coger la cédula de mi hermano mayor. Toda la vida nos han dicho de mil maneras que nos parecemos. El día en que se fue a sacar la cédula, yo lo acompañé. Me sorprendió un poco la falta de dedicación del encargado de tomar los datos que quedarían allí registrados por el resto de la vida de mi hermano. Creo que la altura que quedó anotoda no era del todo correcta, quitándole algunos centímetros. En pocas palabras no hubo ningún problema en hacer pasar aquel documento como propio.

Tan pronto llegué al aeropuerto me dirigí, como me habían indicado, a las oficinas de la compañía que junto con la cadena de televisión patrocinaban el viaje. Cuando entré me sorprendí de ver cámaras de fotos listas para dejar plasmado el momento en el que yo recibiría mi premio.

Llevaba mi pasaporte sin siquiera haber pensado si alguien lo tomaba al mismo tiempo que la cédula de mi hermano, notando inmediatamente que se trataban de documentos pertenecientes a dos personas diferentes. Confiaba, sin saberlo, en la despreocupación de los empleados, tanto de la cadena de televisión, como los del aeropuerto. La participación en el concurso la había hecho sabiendo que tendría que tomar los documentos de mi hermano. Pero en cuanto al pasaporte, estúpidamente solo había tomado inconscientemente el mío.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Poema - Nocturno III

Nocturno III José Asunción Silva Una noche Una noche toda llena de perfumes,  Una noche En que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,  A mi lado lentamente, contra mí ceñida, toda,  Muda y pálida Como si un presentimiento de amarguras infinitas, Hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara, Por la senda florecida que atraviesa la llanura Caminabas, Y la luna llena Por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca, Y tu sombra Fina y lánguida, Y mi sombra Por los rayos de la luna proyectada Sobre las arenas tristes De la senda se juntaban Y eran una Y eran una Y eran una sola sombra larga! Y eran una sola sombra larga! Y eran una sola sombra larga! Esta noche Solo, el alma, Llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte, Separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia, Por el infinito negro Donde nuestra voz no alcanza, Solo y mudo Por la senda caminaba, Y se...